De los diez euros que llevas en el bolsillo, ocho no
existen.
¿Cómo puede ser esto?
Anteriormente,
el dinero representaba una riqueza real; ya sea una moneda de oro, plata o
electro (aleación de oro y plata), cuyas características intrínsecas, esto son,
escasez, consistencia, calidad y resistencia a
la corrosión, permitía fundamentalmente transacciones mercantiles y pago de
deuda.
Posteriormente
el dinero pasa a ser fiducitario, del derecho romano fiducia, representa un
contrato de buena fe, palabra latina referida a confianza. El dinero se
convierte en papel y está respaldado por la reserva de un país, es decir, una riqueza
real.
Pero
durante las guerras mundiales del siglo XX, las reservas de las potencias
fueron agotándose, con lo cual el finero fiducitario empezó a mostrarse
insuficiente para la quimera de la economía global: el crecimiento.
La
muerte del dinero fiducitario tiene fecha exacta, concretamente el 25 de agosto
de 1971. La prensa de nuestro tiempo, muy afiliada a las definiciones contundentes
la llamó “Nixon Shock”. ¿En qué
consiste?
En
sustituirlo por dinero FIAT, del latín hágase, una palabra muy neoliberal que
viene a decir que ese dinero existe por decrerto de un gobierno no prometiendo
ninguna entrega de valor a su dueño. Con lo cual el dinero vale por ley y no por
valor real, visible y tangible. Hay que decir que en el dinero FIAT caben dos
distinciones: FIAT real, el dinero de tu cartera; y el FIAT imaginario, el
dinero de tu cuenta corriente.
Pero
a estos chicos se les escapó algo, el dinero FIAT valía lo mismo que el dinero
fiducitario en ese tiempo. A partir de ahí, y con las crisis se ha ido
imprimiendo dinero sin control ni respaldo en base de absolutamente nada. El dinero
imaginario ha ido comiendo terreno al real para mantener un sistema que no
puede proporcionar el bienestar de todos y la inconmensurable avaricia de muy,
muy pocos.
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A Goldman Sachs se le llama "la hidra", por su habilidad en infiltrarse en las más altas instancias de los Estados. |
Cómo es
posible que en un sistema financiero de hombres serios, de trajes caros y
lenguaje oscuro, que detrás de toda esa argamasa de fachada los y nos sustente
un dinero imaginario, algo intangible que no tiene traducción real, física y
empírica, esas personas racionales y competentes, acostumbradas a lidiar con
números, comprender lo incomprensible para la mayoría de los mortales, audaces
y temerarios con grandes cantidades de dinero, de repente se pongan a creer en
hadas y duendes y perder la cabeza. El poder trastoca la realidad, la
percepción de lo real se diluye y nadie puede explicar esta tomadura de pelo
que la gente de a pie no quiere entender.
Lo cierto es que al hablar de esto con otras personas, se comportan con una convicción absoluta en un sistema que empezó a funcionar no hace más de cuarenta años, pero lo consideran como un paradigma milenario, infalible y autorregulado desde lo cenitalmente mágico. Hipnotizados por todo lo que tenemos alrededor, edificios monumentales, prestigiosos, emblemáticos, esos señores omnicognoscentes que nos guían en este camino pedregoso hacia el progreso y el crecimiento. Pedregoso de caerte veinte veces y seguir creyendo, porque hay que creer, usar la imaginación para imaginarte todo ese dinero, verlo en la pantalla de tu ordenador y decir: ahí está, pero ¿cómo no va a existir eso?, pero ¿cómo vamos a ser tan tontos de huir de la realidad de lo real...? de que el dinero vale cero, y que cero es la suma de todo... confiemos.
Lo cierto es que al hablar de esto con otras personas, se comportan con una convicción absoluta en un sistema que empezó a funcionar no hace más de cuarenta años, pero lo consideran como un paradigma milenario, infalible y autorregulado desde lo cenitalmente mágico. Hipnotizados por todo lo que tenemos alrededor, edificios monumentales, prestigiosos, emblemáticos, esos señores omnicognoscentes que nos guían en este camino pedregoso hacia el progreso y el crecimiento. Pedregoso de caerte veinte veces y seguir creyendo, porque hay que creer, usar la imaginación para imaginarte todo ese dinero, verlo en la pantalla de tu ordenador y decir: ahí está, pero ¿cómo no va a existir eso?, pero ¿cómo vamos a ser tan tontos de huir de la realidad de lo real...? de que el dinero vale cero, y que cero es la suma de todo... confiemos.
“Es una crisis de confianza” nos contaban
hace cuatro o cinco años, confianza en qué, ¿en esto?.