sábado, 11 de mayo de 2013

Autocrítica

Nos hemos tirado centenares de años de monopolio capitalista, y hoy día nos enfrentamos a un verdadero dilema: ¿qué pasa si este modelo lo copian otros países que no “gozan” de un modelo demoliberal?, ¿Le quitaremos el “demo” y seremos sólo “liberal” como las nuevas economías emergentes?

Empieza a quedar patente que el matrimonio democracia-liberal nunca fue tal. Había que sustituir el poder arbitrario entre particulares (absolutismo) por  un modelo democrático, pero claro, como también había que evitar la interferencia de los demás ciudadanos (esa masa informe desprovisto de conocimientos), se hacía necesario un estado-jurídico que salvaguardase la iniciativa y la propiedad privada acumulativa de una pequeña oligarquía, de la “tiranía de la mayoría”. Montesquieu, gracias por tus servicios, te cogemos media idea que la otra no nos convence mucho…

Y la acumulación de riqueza se ha convertido en la nueva arbitrariedad que el liberalismo no puede ni explicar ni contener. La economía racionalista, con toda esa falacia de cada no busca su máximo beneficio de manera racional, hizo “crack” en 2008. Ya lo había hecho en otras ocasiones, pero a los españoles, poco duchos en estos tejemanejes, nos ha explotado en toda la cara. Y mientras los medios siguen con sus debates de porteras, sigue sin hacerse la autocrítica necesaria que hemos de abordar:

El desplome del neoliberalismo de sus premisas más básicas.

1 comentario:

  1. Y mientras descuidamos la educación que nos permitiría pensar por nosotros mismos y lograr los frutos de dicha autocrítica,una sociedad más solidaria. Genial,esperando más.

    ResponderEliminar